Valentinx Rubio: "me interesan las poéticas del cruce"
- futuroseran
- 16 ago 2021
- 4 Min. de lectura
¿Cómo empezaste a escribir poesía?
Ya desde chiquitx me gustaba mucho la lectura. Me acuerdo que a eso de los 7, 8 años empecé a escribir mis primeros cuentos de terror para contarles a mis viejxs y a mi hermano, pero sentí la necesidad de empezar a escribir poesía más adelante, en la adolescencia, cuando sentí por primera vez que las estructuras que formaban mi realidad no eran tan sólidas como creía y que se podían venir abajo en cualquier momento, que toda esa construcción estable era al final algo que podía desaparecer y dejar el vacío. Ahí, con ese primer quiebre fue cuando sentí que necesitaba otra forma del lenguaje para poder procesar y entender esa ficción mutable que es la realidad.
¿Qué poetas estás leyendo? ¿Qué poéticas te interesan? ¿Influyen en tu manera de escribir?
Ahora mismo estoy leyendo a Natalia Litvinova, una poeta de origen bielorruso que vive actualmente en Buenos Aires; a Westonia Murray, australiana que vive actualmente en la patagonia argentina; y el libro Eva en barricada de la Sandra Flores Ruminot, poeta mendocina, editado por Fractura, editorial mendocina también. Cuando pienso en qué poéticas me interesan siento que han ido variando a lo largo del tiempo. En este momento estoy muy interesadx en las poéticas migrantes, o para decirlo con Preciado, poéticas del cruce, estoy buscando y leyendo todo lo que encuentre que tenga que ver con moverse del lugar que ha sido establecido para unx y habitar lo otro. El encuentro que se produce con eso otro desconocido cuando unx decide o necesita moverse ya sea de un territorio geográfico, un territorio corporal, un territorio identitario. Y si, creo que influye en mi escritura porque es algo que, como persona no binaria y persona migrante también, siento la necesidad de procesar y de decir, de hecho creo que por eso también es la poética en la que estoy interesadx ahora mismo.
¿Cómo ves el panorama poético en Mendoza en cuanto a formación, edición y circulación de libros?
Bueno yo estuve viviendo los últimos 5 años (salvo 2018) en Córdoba, así que no he estado en mucho contacto directo con el panorama poético de Mendoza, más que por algunas lecturas y compartires en redes que han sido hermosos para achicar un poco las distancias, pero tanto antes de irme, como desde los tres meses que llevo acá de vuelta creo que todo lo que respecta a formación, edición y circulación de libros de autores mendocinxs siempre ha sido muy a pulmón, muy autogestivo y con la nula ayuda gubernamental del Ministerio de Cultura, exceptuando los certámenes literarios que son más una lavada de cara que algo que realmente fomente estas instancias de la escritura. Justamente ese es uno de los puntos que como asamblea de trabajadorxs de la literatura estamos reclamándole a cultura. Necesitamos talleres de formación, de clínica de obra, necesitamos apoyo económico que refuerce la labor incansable de las editoriales independientes y autogestionadas, necesitamos que los libros de lxs poetas y escritores mendocinxs circulen y no queden estancados juntando polvo en una mesa. Por eso siento que es muy importante que estemos nucleadxs como asamblea y podamos plantear reclamos concretos, porque realmente creo que la salida siempre es colectiva.

Presentamos cinco poemas de Valentinx Rubio:
Cada vez que me baño
me doy cuenta
de que se me está cayendo el pelo
como se le caen las hojas
al árbol de la casa de enfrente
en este otoño tibio
y lento
que veo a través de la ventana.
no alcanzo los colores del ocaso
no me toca el viento fresco
las pieles
no se posa sobre mi cuerpo
la niebla
las hojas preparan un colchón crujiente
en el piso
para un derrumbe
al que no puedo acudir.
Veo todas las mañanas
cómo se escapa el otoño
por el lado de afuera de la ventana
cómo se lleva en silencio
los huesos que deja la muerte a los costados de la calle
pienso en si será el único testigo
de la desaparición lenta de este cuerpo
si será el único que puede ver el momento justo
en que la luz atraviesa mis extremidades
que se vuelven vidrio y sombra
quisiera preguntarle
si existe la reconstrucción después del desvanecimiento
o si al final la nada
termina ocupando
lo que nos abandona.
El sol naciente de invierno
se deja caer lentamente sobre esta esquina
calienta con su aliento la chapa del camión
sobre la que nos tiramos tantas siestas
a fumar nuestros primeros cigarrillos
y a echar por la boca la niñez
como se tira el humo
los pájaros cantan y revolotean en círculos
sobre los mismos árboles de este barrio
muertos de frío y abandono
sin un verdor que despunte sus ramas secas
pero todavía esbeltos y guardianes
esta mañana asistí
al más nostálgico de los reencuentros
Una mañana le pedí a mi viejo
que me trajera algo para la garganta
de camino a la verdulería
pensaba en caramelos de menta
o de jengibre
esos que han sabido aliviarme la sensación incómoda
de tener algo pegado en un tracto respiratorio
que pobre
siempre ha recibido toda la somatización
de mis quiebres
cuando volvió
dejó en mis manos abiertas
un montón de los pequeños capuchones
que sostienen las semillas de los eucaliptos
y me dijo que cuando él era chico
mientras duraba el invierno
las viejas los ponían en agua hirviendo
y les hacían aspirar el vapor que desprendían
para limpiar los pulmones
y que con el resto se impregnaba la casa
dejando una marca aromática de vitalidad
He vuelto a esta tierra
después de tantos años
buscando el ritual que me deje la marca
y se lleve el mal parasitario que me aqueja
Desnudas
con las piernas abiertas
una frente a la otra
mientras pasamos nuestros dedos
por la piel caliente de nuestros cuerpos
le digo que estoy en punzante conflicto
con la función única tradicional de mi sexo
ella contesta con una sonrisa
las palabras suaves que mis oídos conocen
por haber salido otras veces de mi boca
nos acariciamos a través de la noche
con la luz prendida
le damos a nuestros sentidos
el reconocimiento del cuerpo ajeno
después
le doy gracias
no por la calma de la comprensión ni por el sexo
sino por la reconfiguración que se da
en la fragilidad íntima del encuentro.
Valentínx Rubio nació en un otoño mendocino en 1995. En 2016 se mudó a córdoba donde estuvo residiendo los últimos años. Desde entonces ha publicado su poesía en revistas y antologías del medio independiente y autogestivo, y con mayor periodicidad en su cuenta de Instagram (@_valenrubio_). También ha participado de diversos ciclos de lectura tanto en Mendoza como en Córdoba. Todavía con la sensación de nomadismo y de territorialidad en cruce, ahora reside nuevamente en Mendoza.
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