Santiago Algoberro: "siempre quise alcanzar con la palabra lo emocional"
- futuroseran
- 28 dic 2024
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 5 ene
Diciembre de 2024
¿Cómo empezaste a escribir poesía?
El primer poema que escribí alguna vez fue una burda copia de “Piu Avanti” de Pedro Bonifacio Palacios, también conocido como “Almafuerte”. Habré tenido unos 15 años y estaba profundamente enamorado de una compañera de curso con quien compartíamos, además de tiempo, ciertos gustos. Luego comencé a maravillarme cada vez más de las letras de las canciones de algunas bandas que antes me generaban total indiferencia o simplemente ignoraba y esto despertó en mí una especie de urgencia creativa. Siempre quise, como aquellxs artistas que supe admirar, alcanzar con la palabra lo emocional.
¿Qué poetas estás leyendo? ¿Qué poéticas te interesan? ¿Influyen en tu manera de escribir?
Si de leer simplemente se tratara, podría decirte que a Vicente Huidoro, Jesus Lizano, Oliverio Girondo, Olga Orozco, Clarice Lispector, entre otros. Si de consumir otras formas de manifestación poética habláramos, como lo fueran la performance o la poesía oral: Vera Jereb, Josu Miel, Bianko Severino, Valentinx Rubio, Martina Cruz, Gastón O. Bandes, me parecen excelentes exponentes actuales tanto locales como de otros sectores de Argentina. Creo que definitivamente influyen en mi forma de escribir, aunque me gusta creer que solo emano originalidad y vanguardia (jaja).
¿Cómo ves el panorama poético en Mendoza en cuanto a formación, edición y circulación de libros?
No veo un panorama muy alentador. No necesitamos profundizar demasiado para llegar a la conclusión de que, al menos en términos institucionales, la poesía fue abandonada hace tiempo. Ahora bien, si nos inmiscuimos en los recovecos del trabajo autogestivo y la avidez propia de quienes buscan y encuentran la manera de hacer poesía, editarla y hacerla circular, encuentro un alivio necesario. Esto no significa que por mero amor al arte o completa terquedad la producción literaria/poética mendocina vayan a sobrevivir. Muchas son las dificultades que atravesamos escritores/editores/lectores para poder abrirnos paso en el arduo proceso de publicar y distribuir. No es noticia que en términos económicos se torna cada vez más complejo sostener proyectos editoriales o culturales de cualquier tipo. Insumos y menesteres se vuelven prácticamente incosteables y en caso de que se pudiera acceder a los mismos para juntar el capital necesario se requiere de un enorme esfuerzo y una gran dilación en los tiempos de trabajo.
En lo que a formación refiere, la situación no es diferente a todo lo anterior planteado. Institucionalmente son pocas (cuando no inexistentes) las propuestas que cubran la demanda de formación. Si no fuera por la labor de distintxs referentes de la disciplina el panorama sería simplemente desértico. La oferta autogestiva de talleres y cursos son la alternativa más accesible de formación para quienes, o no pueden estudiar en las distintas instituciones académicas o simplemente se cansaron de sus programas arcaicos, e insípidos.
En líneas generales, si existe aún un panorama poético en la región es gracias a sus poetas y referentes.

Presentamos tres poemas de Santiago Algoberro:
Trofeo
Un escaparate
lucirá tus lágrimas
como premio consuelo
por haber participado
ingrávido
asciendo cual pompa de espuma
me desintegro en el viento
salpico mis partículas de agua, detergente
a espectadorxs inesperadxs
rehenes aleatorixs de lo incierto
me distraigo
pensando en que piensan que esa llovizna
es su propia saliva
se cansaron de escupir y escupir para arriba
y a la gravedad es imposible ganarle
vos ya lo intentaste
el resultado fue ese aparatoso perazo
que te diste contra el piso
me concentro
y dejo de flotar para volver a ser un humano
aunque fuera un momento
desfilo en una alfombra
en la que todo es presa del deseo
y por deseo me refiero
al tuyo
yo igual marcho a recibir mi medalla
maldigo la pizca de dignidad
que me hace sopesar
mirar a contraluz morder
sentir su contundencia
asegurarse de que no es falsa
esas lágrimas
lamentablemente son auténticas
pero son muchas
tantas que se deprecian
todo el mundo tiene dedicada
al menos una lágrima tuya
esta emisión desenfrenada de sollozos
solo devalúa tu tristeza
Megalomanía del poeta
Forzosa la contradicción continua de mi prosa de poeta
millennial admirador de algún que otro boomer
amigo de algún que otro centennial.
Recupero las partes que puedo reciclar de mi pasado
los rituales enronquecidos de joven adulto decepcionado
porque sus veintes no fueron lo que esperaba
el cuerpo resiste pero se resiente ya no es lo mismo
mis poemas ya no suenan a lucha
Macedonio se quedó encerrado en el baño vomitando
no quiso componer más tanguitos sin música
Pero se escucha como un eco, voz de ultratumba
persevera, retumba en esta fortaleza de ánimas
que he construído para resguardar su futuro
ígneo mártir el alter ego que he creado
se comporta como enemigo público
lanza molotov’s imaginarias
pues no le da la nafta para arrojar bombas reales
enciende grandilocuentes hogueras
todo lo reduce a cenizas
entra a deleitarse en el delirio persistente
de su propia megalomanía
declama frente a multitudes enardecidas
que más que un poema buscan venganza
y la verborrea de Iberlucea les da exacto lo que quieren
a varixs vi aplaudiendo las burradas que este vocifera
celebran, preparan sus propias bombas imaginarias
erigen monumentos de birra y papas fritas
lo nombran temporalmente su caudillo
¡Qué peligro!
lo rápido que se enaltecen los papanatas como uno
¡Qué fortuna!
nada dura, pronto será solo un incómodo recuerdo.
¿Qué nos queda?
Insipiente y redundante poesía
Antes
Las goteras en mi apartamento,
aunque miserables, compañeras,
recuerdo de anteriores tormentas,
en su caer marcaban paso
dando ritmo a mis pensamientos.
Ahora
sucumbe mi sapiencia ante
silencios circundantes.
Reaparecen los espectros
vigorosos como nunca.
Con sus manos de ectoplasma
me acarician las mejillas,
para luego
fijar su mirada fluorescente
en mis ojos enrojecidos
atravesando mi materia y encontrando,
tal vez vacío,
tal vez un alma.
En su idioma
uno de los espectros le describe al resto
las tristes escenas que éste presencia:
Veo la desnudez de un árbol invernando.
la promesa de un sol que se abre paso
ante el deshoje.
Mas frío pues lejano
veo a un adolescente abrazando
el páncreas canceroso
de su ex novia difunta
reviviéndola en sus sueños
para esta vez decirle a tiempo que la ama.
un niño atrapado en el cuerpo de un adulto
que espanta a todo el mundo,
en tanto el niño
solloza solitario en su rincón
queriendo hacer amigos.
Se aparta en un ¡¡puff!!
se convierte en resto humeante
lo siguen en su desaparecer
otros espectros, se escucha
el estruendo del metrotranvía pasando.
El silencio muere
con él el peso metafísico de las cosas
que con su muerte
reviven mi andar mediocre por el mundo
concatenador de momentos
efímeros afectos,
ignorando a voluntad todo acto magnánimo
o simplemente confundiéndolos
entre toda esta miseria.
Extraño seriamente
embriagarme sin consecuencias.
Extraño seriamente
a mi apartamento y sus goteras.
Santiago Algoberro nació en Godoy Cruz el 10 de marzo de 1995. Poemas suyos fueron incluidos en la antología Cómo soltar una desnudez del Taller de poesía y edición de Melissa Carrasco. La Peste Ediciones publicó su fanzine de poemas Autoparodia: Posmoemario del Fracaso en 2023.
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