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Santiago Algoberro: "siempre quise alcanzar con la palabra lo emocional"

Actualizado: 5 ene

Diciembre de 2024



¿Cómo empezaste a escribir poesía?


El primer poema que escribí alguna vez fue una burda copia de “Piu Avanti” de Pedro Bonifacio Palacios, también conocido como “Almafuerte”. Habré tenido unos 15 años y estaba profundamente enamorado de una compañera de curso con quien compartíamos, además de tiempo, ciertos gustos. Luego comencé a maravillarme cada vez más de las letras de las canciones de algunas bandas que antes me generaban total indiferencia o simplemente ignoraba y esto despertó en mí una especie de urgencia creativa. Siempre quise, como aquellxs artistas que supe admirar, alcanzar con la palabra lo emocional.


¿Qué poetas estás leyendo? ¿Qué poéticas te interesan? ¿Influyen en tu manera de escribir?


Si de leer simplemente se tratara, podría decirte que a Vicente Huidoro, Jesus Lizano, Oliverio Girondo, Olga Orozco, Clarice Lispector, entre otros. Si de consumir otras formas de manifestación poética habláramos, como lo fueran la performance o la poesía oral: Vera Jereb, Josu Miel, Bianko Severino, Valentinx Rubio, Martina Cruz, Gastón O. Bandes, me parecen excelentes exponentes actuales tanto locales como de otros sectores de Argentina. Creo que definitivamente influyen en mi forma de escribir, aunque me gusta creer que solo emano originalidad y vanguardia (jaja).


¿Cómo ves el panorama poético en Mendoza en cuanto a formación, edición y circulación de libros?


No veo un panorama muy alentador. No necesitamos profundizar demasiado para llegar a la conclusión de que, al menos en términos institucionales, la poesía fue abandonada hace tiempo. Ahora bien, si nos inmiscuimos en los recovecos del trabajo autogestivo y la avidez propia de quienes buscan y encuentran la manera de hacer poesía, editarla y hacerla circular, encuentro un alivio necesario. Esto no significa que por mero amor al arte o completa terquedad la producción literaria/poética mendocina vayan a sobrevivir. Muchas son las dificultades que atravesamos escritores/editores/lectores para poder abrirnos paso en el arduo proceso de publicar y distribuir. No es noticia que en términos económicos se torna cada vez más complejo sostener proyectos editoriales o culturales de cualquier tipo. Insumos y menesteres se vuelven prácticamente incosteables y en caso de que se pudiera acceder a los mismos para juntar el capital necesario se requiere de un enorme esfuerzo y una gran dilación en los tiempos de trabajo.

En lo que a formación refiere, la situación no es diferente a todo lo anterior planteado. Institucionalmente son pocas (cuando no inexistentes) las propuestas que cubran la demanda de formación. Si no fuera por la labor de distintxs referentes de la disciplina el panorama sería simplemente desértico. La oferta autogestiva de talleres y cursos son la alternativa más accesible de formación para quienes, o no pueden estudiar en las distintas instituciones académicas o simplemente se cansaron de sus programas arcaicos, e insípidos.

En líneas generales, si existe aún un panorama poético en la región es gracias a sus poetas y referentes.

Presentamos tres poemas de Santiago Algoberro:



Trofeo


Un escaparate

lucirá tus lágrimas

como premio consuelo

por haber participado


ingrávido


asciendo cual pompa de espuma

me desintegro en el viento

salpico mis partículas de agua, detergente

a espectadorxs inesperadxs

rehenes aleatorixs de lo incierto


me distraigo


pensando en que piensan que esa llovizna

es su propia saliva

se cansaron de escupir y escupir para arriba

y a la gravedad es imposible ganarle

vos ya lo intentaste

el resultado fue ese aparatoso perazo

que te diste contra el piso


me concentro


y dejo de flotar para volver a ser un humano

aunque fuera un momento

desfilo en una alfombra

en la que todo es presa del deseo

y por deseo me refiero

al tuyo

yo igual marcho a recibir mi medalla

maldigo la pizca de dignidad

que me hace sopesar

mirar a contraluz morder

sentir su contundencia

asegurarse de que no es falsa

esas lágrimas

lamentablemente son auténticas

pero son muchas

tantas que se deprecian

todo el mundo tiene dedicada

al menos una lágrima tuya

esta emisión desenfrenada de sollozos

solo devalúa tu tristeza




Megalomanía del poeta


Forzosa la contradicción continua de mi prosa de poeta

millennial admirador de algún que otro boomer

amigo de algún que otro centennial.

Recupero las partes que puedo reciclar de mi pasado

los rituales enronquecidos de joven adulto decepcionado

porque sus veintes no fueron lo que esperaba

el cuerpo resiste pero se resiente ya no es lo mismo

mis poemas ya no suenan a lucha


Macedonio se quedó encerrado en el baño vomitando

no quiso componer más tanguitos sin música


Pero se escucha como un eco, voz de ultratumba

persevera, retumba en esta fortaleza de ánimas

que he construído para resguardar su futuro


ígneo mártir el alter ego que he creado

se comporta como enemigo público

lanza molotov’s imaginarias

pues no le da la nafta para arrojar bombas reales

enciende grandilocuentes hogueras

todo lo reduce a cenizas

entra a deleitarse en el delirio persistente

de su propia megalomanía


declama frente a multitudes enardecidas

que más que un poema buscan venganza

y la verborrea de Iberlucea les da exacto lo que quieren

a varixs vi aplaudiendo las burradas que este vocifera

celebran, preparan sus propias bombas imaginarias

erigen monumentos de birra y papas fritas

lo nombran temporalmente su caudillo


¡Qué peligro!

lo rápido que se enaltecen los papanatas como uno

¡Qué fortuna!

nada dura, pronto será solo un incómodo recuerdo.

¿Qué nos queda?

Insipiente y redundante poesía




Antes


Las goteras en mi apartamento,

aunque miserables, compañeras,

recuerdo de anteriores tormentas,

en su caer marcaban paso

dando ritmo a mis pensamientos.


Ahora

sucumbe mi sapiencia ante

silencios circundantes.

Reaparecen los espectros

vigorosos como nunca.

Con sus manos de ectoplasma

me acarician las mejillas,


para luego

fijar su mirada fluorescente

en mis ojos enrojecidos

atravesando mi materia y encontrando,

tal vez vacío,

tal vez un alma.


En su idioma

uno de los espectros le describe al resto

las tristes escenas que éste presencia:


Veo la desnudez de un árbol invernando.

la promesa de un sol que se abre paso

ante el deshoje.

Mas frío pues lejano

veo a un adolescente abrazando

el páncreas canceroso

de su ex novia difunta

reviviéndola en sus sueños

para esta vez decirle a tiempo que la ama.

un niño atrapado en el cuerpo de un adulto

que espanta a todo el mundo,

en tanto el niño

solloza solitario en su rincón

queriendo hacer amigos.


Se aparta en un ¡¡puff!!

se convierte en resto humeante

lo siguen en su desaparecer

otros espectros, se escucha

el estruendo del metrotranvía pasando.


El silencio muere

con él el peso metafísico de las cosas

que con su muerte

reviven mi andar mediocre por el mundo

concatenador de momentos

efímeros afectos,

ignorando a voluntad todo acto magnánimo

o simplemente confundiéndolos

entre toda esta miseria.


Extraño seriamente

embriagarme sin consecuencias.

Extraño seriamente

a mi apartamento y sus goteras.



Santiago Algoberro nació en Godoy Cruz el 10 de marzo de 1995. Poemas suyos fueron incluidos en la antología Cómo soltar una desnudez del Taller de poesía y edición de Melissa Carrasco. La Peste Ediciones publicó su fanzine de poemas Autoparodia: Posmoemario del Fracaso en 2023.

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