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Susana Slednew: "La Pampa es la marca más fuerte de mis textos"


Febrero/Marzo de 2022



Una trayectoria


Nací en Coronel Suárez. También viví algunos años en Bahía Blanca. Estudié Magisterio y Asistente Educacional. Después hice una Especialización en Lectura y Escritura en Buenos Aires. Entre lo que leía, siempre me maravilló la poesía. Me impactó su condensación, las formas del decir, su imposible.

Lectora algo dispersa a veces y en otras empecinada. Así estuve durante la adolescencia y la primera juventud en el territorio de la poesía, mientras escribía lo que no mostraba a nadie. En esa época, conocí a Miguel Hernández a través de Serrat, a Artaud por Spinetta. Y me pareció poesía lo que hacía Spinetta, o la trova cubana, o la rosarina, después.

Ya viviendo en La Pampa -a mis treinta- comencé a leer a poetas como Orozco, Bustriazo Ortíz, Morisoli; y seguí leyendo más profundamente a otros que me interesaron, variadas voces entre las que me interesa poner en valor hoy a: Storni, Thénon, Pizarnik, Gruss, Genovese, Anníbali, García del Castaño, León, Figueroa, o fuera de Argentina a Dickinson, Olds, Oliver, entre otras.

Trabajé en el Plan de Lectura, como tallerista y capacitadora, y eso me posibilitó el contacto con mucha gente de la Provincia y de otros puntos. Leer su producción, llevarla a las aulas. Y a la vez, indagar mi propia voz, animarme más.


Mi escritura tuvo un impulso al acceder a una Beca del Fondo Nacional de las Artes en 2009. Poetas como Genovese, Gruss, Yasán, recorrían las provincias. Así, tuve la oportunidad de conocer a Alicia Genovese. Ella nos hacía leernos entre poetas, recomendaba lecturas de acuerdo a cada creador. Sabía lo que necesitabas con un ojo clínico. Nos enseñaba a entrar en el cuerpo del poema y de las poéticas.

Terminados los talleres en 2010 y también porque Alicia nos entusiasmó con la idea de aprovechar el impulso, conformamos un grupo independiente. Quedamos siete mujeres en él y lo llamamos Desguace y Pertenencia. Nos nutrimos mutuamente durante casi diez años con la forma de trabajo crítico que nos había transmitido Alicia. Cada autora sumó su obra y editamos así tres ediciones colectivas: El Hilo invisible (2013), Donde el Viento (2016) y Hoja deRuta (2019). Cada libro fue una fiesta, una felicidad. Con ellos, recorrimos Bibliotecas e Instituciones educativas, encuentros, ferias de libros, en localidades de la Provincia de La Pampa y de otras.

En 2013, junto a varias poetas de la Provincia, accedí a una segunda beca del Fondo Nacional de las Artes. Esta vez para trabajar con Irene Gruss. Su presencia y su mirada me movilizaron mucho. Irene era mordaz, tajante, tremendamente crítica y sincera, una capa total en detectar la presencia de poesía en los textos. Irene entraba -y nos hacía entrar- en unos segundos de silencio y quietud antes de ponerse a leer tu poema, como si se tratase de un lugar sagrado. Y luego, permanecía en un intercambio con vos y con el poema como un joyero frente a su pieza de arte. Buscaba “el carozo” de lo que se decía, quería encontrarle la hondura, quería que tu poema importe. De la misma manera, si en su primer contacto el poema no le gustaba te lo tiraba sobre la mesa y te decía “este no, dame otro” o te preguntaba “y esto ¿a quién le importa?”.

Los poemas que corregí y los que escribí a continuación de esa experiencia dieron forma a mi primer libro: Los bordes del azar, editado por Ediciones en Danza en 2017. Después anduve en varios lugares en encuentros de lectura. Siempre me sumé y me gustó.


Marcas para una poética

La Pampa es la marca más fuerte de mis textos, sus formas de vida menos aceleradas que en lugares más poblados creo que se transparentan en algunos versos, las características de esa comarca que primero parece no decirte nada y luego te envuelve en una atmósfera de la que no te podés desprender: la manera de la gente, el tiempo del paisaje.

También son una marca las emociones tristes que me tocaron vivir, la muerte joven de mi compañero de vida y padre de mis hijas, los años a contracorriente después, las preguntas sin fin, lo existencial siempre rondando.

Mi escritura tiene sus marcas de agua, también. Rasgo que normalmente no aparece en la poética de la provincia, salvo en la ligada al cancionero. A mí me conmovieron las lluvias muy fuertes que se producen de manera cíclica cada cuatro o cinco años. Ese llover poco o nada y de pronto caer sesenta milímetros en una hora. Yo les ví una poética. O también, me identifiqué con una voz que hablaba desde la gente a instancias del agua. El agua acumulándose debido a la naturaleza del suelo, estancada en las hondonadas, los caminos anegados, las rutas cortadas. Todavía me recuerdo en la primera gran lluvia que me tocó vivir en Castex, parada con mis hijas chiquitas en la ruta que iba a Monte Nievas, cercadas por el agua y magnetizadas por esa masa quieta, los postes del cableado apenas emergiendo.

Escribí Lavar la vida, que fue editado por Ediciones en Danza en 2018, motivada por ese paisaje alucinado por el agua. También, por el de las lagunas de Guatraché y de Utracán que recorrimos con el Grupo Desguace. Guatraché o laguna de la bruma y sus aguas de propiedades curativas. Utracán o sitio de pastura e invernada y su espejo de agua recortado entre los médanos.

Las marcas de soledad, distancia, movimiento que están presente en la poesía patagónica, en este caso también aparecen en mis textos. Una presencia de caminos, rutas, salir, llegar, formas de la vida en la Provincia de localidades pequeñas siempre saliendo a los caminos casi para todo: educación, salud, arte, vida social, deporte, trabajo.

Desde el escenario de una cárcel, el entrar, salir, el adentro y el afuera, son el motivo en Mapa oscuro (Ediciones del Dock, 2019) con poemas escritos a partir de la vivencia de ofrecer taller de poesía en contextos de encierro. A este libro siguió Porcelana rota, premio del Fondo Editorial Pampeano. También apareció en 2020 una plaquete: #HastagParaElAmor en Ediciones Arroyo, Santa Fe. Y tengo material inédito escrito antes de pandemia y durante, que tiene esa impronta de lo que se tarda en procesar, va lento en salir a la “calle”, se da tiempo a sí mismo.


Me permito nombrar y recomendar la lectura de poetas de La Pampa que tengo la fortuna de conocer más, apreciar su trabajo, disfrutar de leerlos, escucharlos. Siempre su cercanía afectuosa y sus voces que me interpelan: Águeda Franco, Lisa Segovia, Laura Carnovale, Alicia Santillán, Sergio Mirabelli, Daniela Pascual, Marcela Zuazo, Marisa Cascallares, Josefina Bravo, Diana Blanco, Gisela Colombo, entre otras.

Escribimos en una gran soledad y, luego, el tiempo de intercambio, las presentaciones, las lecturas, la venta, el trueque, son lo que -a mi modo de ver- completan el sentido. Por eso, me importan los grupos, los ciclos de lectura, me gusta andar en torno a la poesía.

Mendoza es desde hace años mi segundo hogar porque aquí vivían mis hijas, una de ellas vive acá; y también están mis amigos del alma, como hermanos, medio pampeanos también. Desde hace algo más de un año resido en Ciudad de Mendoza y desde aquí deseo que sigan creciendo los encuentros con poesía por suelo mendocino y hacia otros puntos.

Agradezco al poeta Sergio Morán por darme la ocasión de presentarme desde este espacio, la aproveché largamente. Gracias, Futuros eran los de antes.

Buena poesía, buenas lecturas, buena vida poética.


Susana Slednew marzo de 2022



A continuación presentamos una selección de poemas de Susana Slednew


Nos mudamos

y el mármol del mueble del espejo

aún no tiene los adornos queridos

Algunas fotos

la ocarina

dos o tres pequeñas latas

las semillas de caldén

un candado o aquel tintero antiguo

están guardados en los cajones

Esperan su momento

como una boca censurada

pensé


Los bordes del azar (2017). Ediciones en Danza.



Busco una alternativa

a los caminos cortados por la lluvia

descubro

una vida paralela

de puesteros y vecinos


una manera lejos del desastre


parecen saber la poca dicha

pero también

el poco espanto

aglomeraciones de tres

conversando en un recodo


No puedo saber

qué dicen

–todo me queda lejos–

apenas un destello

en el mirar de unos ojos


no llego a descifrar

los pensamientos finísimos

atravesando el aire

que danza

entre la polvareda

(no supe todavía)


yo estoy recién

sintiendo el camino

ellos

parece que lo habitan


van flotando

nuestras mentes


me pregunto

mientras la laguna espera

¿cómo recomponer

un universo roto

acomodar

lo descosido?


Lavar la vida (2018). Ediciones en Danza.



De la vida sólo sé

ciertos instantes puros


lo callado de un dolor,

la boca de mi padre

abierta hacia el olvido


Zona cero (2019). En: Hoja de ruta, AAVV Grupo Desguace y Pertenencia, Ediciones en Danza.



este llavero

de piedras claras

se lo cambié a quién?


qué es

lo que me fue quedando

mientras anduve

de un lado al otro de la sombra?


Mapa oscuro. Ediciones del Dock, 2019.



Una vez me enamoré

de la tristeza de un hombre


de todo él con su ociosidad

el desconsuelo


y le escribí en poemas

y me casé con él

como quien salva


#HastagParaElAmor (2019). Ediciones Arroyo.



olvidar?

el amor, decís?


y lo vivido ayer nomás

ya no existe?


no, la palabra olvidar

es demasiado pequeña para el amor

no alcanzará


yo quisiera que lo sucedido se balancee

como la hoja frente al viento


que podamos valorar el efecto

la curva, la gracia de lo natural

meciéndose


Porcelana rota (2020). Fondo Editorial Pampeano.



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