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futuroseran

LA RECONSTRUCCIÓN DEL VACÍO

Febrero/Marzo de 2022



Alan La Veglia


Wang Wei (701-761) es uno de los mejores poetas de la dinastía Tang.

Declaró tener una mayor inclinación por la pintura que por la poesía, aun así, ambas disciplinas son indisociables en su obra.

Es una de las piezas más importantes para comprender la relación poesía-naturaleza, palabra-silencio.

A continuación, algunos apuntes acerca de su poesía.




La belleza es frágil porque lo sagrado es un instante. El silencio opera como pérdida de objetivos. El cuerpo está expuesto, el yo se transparenta en las fibras del paisaje. Hay piel, sentidos, conmoción. El asombro desborda cuando no somos nadie, desconocernos posibilita que la sensibilidad se concrete.


Wang Wei, uno de los mejores poetas de la dinastía Tang (618 – 907), lleva a la perfección su obra cuando se aleja de las tareas de la corte y se interna en el en el valle del río Wang. En la condición de desaparecer capta la exhalación del mundo. Lo mínimo, lo escondido, lo insignificante, tiembla en su palabra, se resignifica.

Su búsqueda está tallada por la atención, la plegaria natural del alma según Malebranche. Es apenas un méndigo entre las formas conocidas. La precariedad permite desnudez. Poeta y naturaleza se confunden.


Shitao




PABELLÓN SOBRE EL LAGO


una pequeña barca

recibe a mi honorable huésped


por el lago

se va acercando desde lejos


ya en la terraza

frente a una jarra de vino


y las flores de loto

abriéndose por doquier


[Traducción de Pilar Gonzáles España]


La pintura china, nos dice François Jullien, roza la transparencia porque capta el vacío. Se pinta entre el “hay” y el “no hay” para representar la trasformación del paisaje, ahí habita la cualidad del poeta o del pintor, poder mostrar-ocultando. Algo palpita en la sugerencia, en lo que no se dice.

Si Kongtu, en Las veinticuatro categorías de la poesía, escribe “purísimo lugar en el que todo está en calma / un indicio secreto es su latido”.

Entonces, la soledad se ensambla como camino para captar lo sagrado. No es casualidad que la mayoría de los poetas Tang decidieran alejarse de la sociedad, aunque fuese poco tiempo, y poblar los bordes. Laderas, montes, montañas, se volvieron lugar donde la palabra se funde con la ausencia.



EN LA ESPESURA DEL BAMBÚ


Sentado en el bosque, solo,

pulso las cuerdas y canto.

Sólo mis oídos escuchan.

Sólo me mira la luna.


[Traducción de Guillermo Dañino]


Wang Wei es un poeta inagotable porque no presenta a las escenas en su totalidad, fijas. Su palabra se encuentra entreabierta: dice y oculta. Paisajes en transformación, sumiéndose en lo indefinido y a la vez emergiendo.

Si seguimos a François Cheng, que denomina a la belleza como un aparecer ahí, tenemos que acceder a su poesía sabiendo que lo visible se encuentra impregnado de secreto. En la realidad se reconoce un trasfondo. El mundo se revitaliza. Leer su obra reclama como ofrenda desintegrar nuestro yo. Perdernos conduce al asombro, a la crepitación de lo que aguarda ser captado. Hay espacios donde el silencio es perceptible.



EL TERRAPLÉN DE LOS HIBISCOS


En la punta de las ramas, flores de magnolia

abren en la montaña corolas rojas

–una casa, cerca del torrente, calma y vacía–

confusamente, unas se abren; otras caen.


[Traducción de Francois Cheng]


ANOCHECER OTOÑAL

EN MI CABAÑA DE LA MONTAÑA


Cesa la lluvia. Montaña desierta.

Cae la noche. Frescura de otoño.

Una brillante luna resplandece entre los pinos.

Un cristalino arroyo corre encima de los cantos.

Risas entre los bambúes:

regresan las lavanderas.


Vaivenes de hojas de loto:

vuelven los botes pesqueros.

Aunque se ha ido la primavera fragante,

todo esto, viajero, ¿no te invita a quedarte?


[Traducción de Guojian Chen]



Alan La Veglia nació en 2001, San Miguel del Monte, Buenos Aires. Estudia Profesorado en Historia y, además, poesía con Javier Galarza. Recientemente publicó el libro El Pasto muerto cría luciérnagas (Ediciones en Danza).





Bibliografía


Wang Wei. Poemas del río Wang. Traducción y edición de Pilar Gonzáles España. Prólogo de Julio César Abad Vidal. Caligrafías realizadas por Zeng Ruojing. Editorial Trotta.


Pei Di, Wang Wei. Poemas del río Wang. Versos en castellano y presentación: Clara Janés. Traducción del chino y preliminar: Juan Ignacio Preciado Idoeta. Ediciones del oriente y del mediterráneo.


Francois Jullien. La gran imagen no tiene forma o Del no-objeto por la pintura. Traducción de Albert de Galvany. Editorial Alpha Decay.


François Cheng. Cinco meditaciones sobre la belleza. Traducción de Anne-Héléne Suárez Girard. Editorial


Poesía china (siglo XI a.C.-Siglo XX). Edición de Guojian Chen. Traducción de Guojian Chen. Editorial Cátedra.


Si Kongtu. Las veinticuatro categorías de la poesía. Preludios de Gong Bilan. Edición de Pilar Gonzáles España. Editorial Trotta.


Javier Martín Ríos. El silencio de la luna, introducción a la poesía china de la dinastía Tang (618-907). Editorial Azul.


Cien poemas de la dinastía Tang. Selección, introducción, traducción y notas de Guillermo Dañino. Editorial Hiperión.


François Cheng. La escritura poética china, seguido de una antología de los poemas Tang. Traducción de Juan Luis Delmont con la colaboración de Eugenio Montejo. Editorial Pre – Textos.


Roberto Calasso. La Actualidad innombrable. Traducción de Edgardo Dobry. Editorial Anagrama.










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