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futuroseran

Eva en barricada de Sandra Flores Ruminot


Una mujer no es una canasta en la que escondes

tus panecillos para mantenerlos calientes. No es una gallina

ponedora bajo la que deslizas huevos de pato.

No es la bolsa donde guardas el dinero

de tus hijos para usarlo después en tus guerras.

No es un banco donde tus genes ganan intereses

y mutaciones interesantes bajo esta lluvia

sucia. Tú tampoco lo eres.


Marge Percy


Necesitó Marge Percy escribir un poema a modo de decálogo explicativo, para definir lo que no es una mujer. Eva en barricada, de Sandra Flores Ruminot, en cambio, es un libro escrito con la conciencia plena de qué significa, en nuestros días, decir y decirse mujer, y desde esa afirmación, habla. El poemario, desde el título, es un cuestionamiento y una propuesta: debemos tomarnos de la palabra como el arma con el que combatir la histórica postergación a la que hemos sido sometidas.


El poema que abre el libro nos dice, con la plena lucidez de una voz que se sabe hacedora y heredera de una tradición:


abierta

lato al unísono del verbo

la memoria de todos los tiempos


los genes replican voces

de otras

de muchas

de nosotras

una comunión de mujeres marcha

dentro mío


un espejo de ojos

ilumina la penumbra


Y es que con esa premisa de ser en otras, es como la voz que habla en este poemario pretende darnos a conocer un estado de cosas, ponernos de frente a la injusticia de quienes han sido por siglos, silenciades.



Esa postergación incluye la vejación sobre nuestros cuerpos, que soportan el peso del mundo como un objeto que se destruye, se desaparece, se compra, se intercambia y se modifica, mientras sigue dando vida. Dice Luce Irigaray en Yo, tú, nosotras que “el cuerpo femenino presenta la particularidad de tolerar el crecimiento de otro dentro de sí, sin enfermedad, rechazo o muerte para ninguno de los dos organismos vivos. Por desgracia, la cultura ha llegado a invertir casi por completo el sentido de esta economía del respeto al otro. Ciega, ha venerado hasta el fetichismo religioso la relación madre-hijo, pero no ha sido capaz de interpretar el modelo de tolerancia que manifiesta tal relación de un ser distinto dentro de y con una misma. La cultura del entre-hombres actúa de forma inversa. Se organiza excluyendo de su sociedad la aportación del otro sexo. Allí donde el cuerpo femenino engendra en el respeto a la diferencia, el cuerpo social patriarcal se edifica jerárquicamente excluyendo la diferencia”. Y esta es una de las características que va a reconocer la voz poética de Eva en barricada: la de un cuerpo gestante dentro y fuera de sí mismo, porque comulga con otra especie de solidaridad, porque reconoce que ese verbo es parir, también, la sororidad:


como no les di religión

mis hijos tuvieron

que meterse en las piedras

[…]

comieron el pan de los abrazos

bebieron de mis pechos

la leche de los sin destino


La mujer de Eva en barricada es aquella que elige serlo y en el modo que elige serlo, por eso nombra a las otras, a las lohanas, a las marilyns, a las gildas, quienes pagaron con su cuerpo esa elección. Dice Sara Ahmed, lo que ya nos había tatuado a fuego Simone de Beauvoir “nadie nace mujer, esto es una asignación (no solo un signo, sino también una tarea o un imperativo[…] que puede conformarnos, hacernos o rompernos […] Una parte de la dificultad de la categoría mujeres es lo que se desprende de habitar en esta categoría y lo que se desprende de no habitarla debido al cuerpo que adoptas, los deseos que albergas, los caminos que sigues o no sigues”. Y es que la voz de este poemario lo sabe y lo celebra, y esa es el as bajo la manga que empuña para luchar.


En este sentido, también, ser mujer en este poemario es estar consciente del propio deseo, verbalizarlo y vivirlo como nunca antes se nos había permitido. Tomar también el fusil y emprender el camino de la defensa del cariño como revolución, para establecer relaciones de cuidado con le otre:


enterrá tu animal

en pleno comedor

inaugurame


como quien entra

a una casa deshabitada

a estrenar

con los muebles del amor


Pero también, ser mujer es interpelar a ese otro que somete con la violencia de su fuerza, sí, pero además, con la indiferencia, con la subestimación:


le explicó que era

una

entera

que no la fragmentara


ese culito de pera que a él tanto quitaba el sueño

se sentaba a estudiar todas las noches

junto al resto de su humanidad


Dice Gioconda Belli en El país bajo mi piel: “he sido dos mujeres y he vivido dos vidas. Una de mis mujeres quería hacerlo todo según los anales clásicos de la feminidad: casarse, tener hijos, ser complaciente, dócil y nutricia. La otra quería los privilegios masculinos: independencia, valerse por sí misma, tener vida pública, movilidad, amantes. Aprender a balancearlas y a unificar sus fuerzas para que no me desgarraran sus luchas a mordiscos y jaladas de pelos me ha tomado gran parte de la vida.” Eva en barricada es un libro que nos habla acerca de esta dialéctica a la que muchas mujeres se enfrentan. Ha sido escrito en el contexto de las luchas feministas recientes y se sabe producto de ese proceso histórico. Reconoce en el espejo la mirada de todes les que han marchado hacia un futuro distinto, que han entendido que solo en lo colectivo reside la fuerza que puede darles a las mujeres y las disidencias, el lugar que se les ha negado, entendiendo que ese pendular entre una y otra mujer, la misma, es a la que da voz el poemario de Sandra Flores Ruminot.


Marinés Scelta


Eva en barricada. 78 páginas. Comentario de Victoria Herreros Schenke. Diseño y diagramación de M. Celeste Riartes. Fractura ediciones, Mendoza, 2020.


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