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Entrevista a Ianina Fornaro: "peleo contra cierto colonialismo del lenguaje"





¿Cuál fue el clima intelectual de tu casa y durante tu infancia?

Durante mi infancia había mucha música. No solo en casa, mi abuelo paterno era italiano y los festejos siempre eran con cantos y muchas veces se juntaban los paisanos de mi nono y todas las familias y tocaban bandoneones y distintos instrumentos musicales. Para mi la música y las letras eran algo a leer. Por otra parte, tenía en la infancia muchos momentos de soledad en los que jugaba y escribía distintas historias mediante el juego. El primer recuerdo que tengo de un libro físico de poesía llega a través de una niñera que venía a cuidarme. Un día le pregunté que tenía entre manos y me contestó que era un libro de poesía, una antología de Gioconda Belli. En mi casa había libros, sobre todo de mi madre, mayormente de autoayuda, pero me interesaba el hecho de que los libros pudieran contener algunas respuestas. Mi mamá siempre estudió durante mi infancia y adolescencia porque era muy joven cuando nos tuvo a mi hermano y a mi. A los 14/15 años me regaló las obras completas de Freud, cada tomo venía con el diario. Así que a partir de ahí eran mis libros de consulta sobre las preguntas que tenía en esa época.


¿Cómo empezaste a escribir?

Creo que como te decía antes empecé a escribir en esos momentos de juego en mi habitación. Armaba historias y supongo que después fue ponerle palabras a eso lúdico que se armaba ahí, de algún modo era seguir poniendo algo en juego. Escribía mucho diarios y poesía. Sobretodo escribía poesía en momentos de incomprensión ante ciertas situaciones, no encontraba respuestas y conectaba con ese momento en el que se abre a que las palabras lleguen. Después cuando había computadora empecé a escribir en un archivo y con el tiempo esos archivos se perdieron. Los que sí fueron quedando fue lo que escribía en papel. Sobretodo escribía sobre el amor ¿Qué poema no habla de alguna u otra manera sobre el amor?


¿Cómo y cuándo publicaste tu primer libro?

Yo venía escribiendo algunas cosas, sobre todo de psicoanálisis, quería publicar artículos o cuestiones que venía pensando y en un momento empiezo unos encuentros de escritura con Nicolás Cerruti, psicoanalista también y escritor. Él me preguntó qué es lo que tenía escrito y entonces me doy cuenta en ese momento que todos eran poemas. De muchos años atrás hasta ese momento. Fue un descubrimiento en ese entonces, de forma consciente, que eso tenía un valor. Que eso era escribir. Hasta ese entonces era un modo de hacer con la palabra, con ciertas situaciones, con escuchar algo más allá que llevaba al papel o a notas personales del celular, era como una fuga, un modo de hacer con cierta colonización del lenguaje, con lo que se coagula del lenguaje. Entonces en ese momento contacto a Javier Galarza para corregir todo lo que tenía escrito y empiezo a ampliar la lectura más para el lado de la poesía. Hasta ese entonces leía poesía pero no el caudal que después Javier me fue mostrando, también leía mayormente filosofía o psicoanálisis. Entonces el primer libro fue un trabajo que ya venía de hacía varios años, agarré todos esos poemas, los trabajé y los publiqué. Fue muy loco ver cómo eso que venía de tan lejos se publicaba.


¿Cómo trabajás? ¿Hacés planes?

No hago planes para escribir. Aparece, sale, un poema, dos, veinte de una, y a veces nada. El primer libro como te contaba fue un proceso de poemas escritos durante largo tiempo y hubo un momento de recolección. El segundo ya fue distinto, salió todo junto en dos o tres días. Venía en una situación particular y necesitaba poder decir algo sobre ese asunto. Ahí apareció el Hiperión de Hölderlin y fue como el disparador. También la poeta Safo. Javier nos había sugerido esas lecturas y el Hiperión me voló la cabeza, pensé que había algo de su situación con su amada Diotima en la que me veía reflejada y a raíz de esa lectura principalmente y de otras, apareció el libro. A veces es eso, una lectura, algo que me despierta a escribir o algún recuerdo. A veces llevo días pensando alguna cosa hasta que entre medio de lecturas aparece algo y decanta en escritura.

¿Cómo corregís? ¿Escribís de manera regular?

Por lo general corrijo con alguien, aunque antes hago una corrección sola. Corrijo en voz alta, predomina la música del poema. Lo leo en voz alta para corregir el corte de versos y la letra y si algo desentona soy capaz de sacarlo de raíz. Y cuando lo vuelvo a leer el poema dijo lo que quería decir. Me baso en la música. Escribo de manera regular sí, con el método que te venía comentando. Algo aparece y decanta en escritura, a veces a partir de un solo verso, una frase.


¿Qué temas te interesan?

Me interesa mucho el tema del amor, el tema del lenguaje también, la particularidad de cada quien, del deseo. Creo que siempre peleo contra cierto colonialismo del lenguaje, cuando algún discurso se enquista. Lacan dice que la poesía es violencia contra el uso cristalizado de la lengua y me gusta esa definición. También amo a Kafka y ese modo de hacer con el rasgo, con lo singular. Sobretodo en los Diarios, por ejemplo cuando escribe que lo enamoró el modo de ella de abrigarse. Amo esa particularidad e intento ir en contra de la superficialidad y de las generalizaciones.



Publicaste dos libros, Conjuros entre flores y furia y Un hogar en cualquier parte. ¿Qué evolución crees que hay entre ellos y hasta qué punto fue consciente?

Creo que hubo una evolución sí, el segundo libro tiene un tema, es el grito, la furia contra quien te quiere comer. En el Hiperión de Hölderlin, él cuenta que añora esos tiempos en el que fue Uno con la Naturaleza y se lamenta que una vez que se entra al mundo de los hombres el retorno ya es imposible, dice ante esta situación “la naturaleza se cruza de brazos y me encuentro ante ella como un extraño”, como ante la separación de su amada le dice que ahora volverán a ser mortales. Habla del amor, dice que el amor te hace olvidar de la muerte. Se juegan cosas muy hermosas con el amor, al contrario de lo que se piensa, el amor te descompleta, pero hay un más allá donde se enlazan esas faltas. El primer libro al ser un conjunto de poemas escritos durante más tiempo es más tranqui, es un recorrido, habla del


padre, de la madre, de ciertas particularidades, de la espera, del amor, de cierto respeto en esas esperas. El segundo es más arrebatado, quiere decir que el otro es otro y el respeto ante eso. Hay un verso de Hölderlin que para mí representa mucho ese estado de cosas que dice “tal vez la fe en el amor nos deba hacer respetar lo inexplicable”. Lo inexplicable como lo que no se entiende del otro. Todo no. A veces con el lenguaje aplastamos lo que deseamos. Diotima le dice a Hiperión, andá a luchar por la patria, andá tranquilo. Yo creo que ella quería sacárselo un poco de encima, es en chiste, pero quiere que él no renuncie a sus deseos. Bueno después ella muere. Después Hölderlin enloquece. ¿Enloquece? ¿O ya no le interesa continuar en el mundo de los vivos? Tal vez esa separación se le hace imposible y se encuentra con la muerte.


Decís que Un hogar en cualquier parte es un libro arrebatado. Eso se nota en las imágenes que recorren el poema, hay una fuerza casi física. Las ideas acerca del amor están en cuestión hace unos años, hay mucho debate alrededor del amor romántico, libros que hablan sobre el tema. ¿Cómo ves a la poesía en este debate? ¿Se hace cargo de ese cambio de época?

Se me venía a la cabeza con tu pregunta lo que Lacan dice sobre el psicoanalista que tiene que estar a la altura de su época, pero ¿Qué quiere decir esto? Es una frase que los analistas repiten pero tengo la impresión de que no se termina de fundamentar. Creo que a veces muy a pesar de la época hay que encontrar el modo en que se ponga en juego el deseo y el hacer lazo. Hoy siento que se habla como se escribe en whatsapp y que hay una cierta fragilidad en los lazos y una alta cantidad de prejuicios. Tengo la impresión que depender de la cultura empobrece, que no es lo mismo que “contar” con la cultura, y a mi entender la poesía puede hablar de lo que quiera y no tiene que hacerse cargo de nada. Solo toma valor si algo resuena de aquello que se dice, si te hace una pregunta, si mueve algún cimiento. Creo que hay una “corrección” de época donde se pierde lo heterógeneo. Me vengo preguntando si eso no le da lugar a los monstruos. No es lo mismo crear una masa homogénea que armar lazo, Lacan diría armar un litoral.

Con respecto al amor me gusta lo que dice Marguerite Duras en un libro sobre películas que el amor es un constante devenir como la revolución, que el amor te pone en riesgo. Pone en riesgo los preconceptos y en el mejor de los casos arma una diferencia. Hay un punto oculto del sujeto donde nos conocemos con los otros, me interesa esa apuesta. Ella dice sobre el matrimonio que se podría creer que es la detención de la relación azarosa pero que es falso, porque el amor a falta de hallar en sí mismo su propio riesgo, se “casa” para crear otros. No me parece mal el que se ampara en una Institución para seguir pensando.


El otro día leía también un recorte en Facebook que subió Natalia Litvinova de Helene Cixous que decía “Río: lo reconozco, es un deseo homérico: de tiempos en que la amistad era amor, y donde la enemistad tenía todas las gracias de la amistad” o como dice Javier G. en su libro La religión Hölderlin: “para discutir se necesita de lazos fuertes”. Quizás yo me refiero al romanticismo o a la religión en el sentido de apostar por eso que se siente, de quedarse ahí donde uno siente que hay algo más, algo que descifrar, algo que aprender. Algo que nos vuelva a ligar. Es preciso creer en el amor porque es lo que nos hace trabajar, los niños necesitan creer en el amor. Hoy ante un desacuerdo una relación puede romperse, nadie quiere estar en falta, o dar su falta. La frase de Lacan sobre el amor “el amor es dar lo que no se tiene a alguien que NO es”. Hoy me da la sensación que todos quieren "que me ame tal como soy". Creo que eso nos aísla y crea enfrentamientos. Quizás se trate de confiar en aquello que está hasta más allá de Uno mismo o como dice Hölderlin: “tal vez la fe en el amor nos deba hacer respetar lo inexplicable”. Yo soy una agradecida del amor, siempre me pregunto qué tengo que aprender de eso y creo que el último libro es un desahogo, un intento de separación quizás muy arcaico, pasar de la fusión o, peor, de una cierta coagulación a otra cosa.



Presentamos una breve selección de poemas de Ianina Fornaro:



Herencia perdida


Fui a la tumba,

me descalcé,

caminé la tierra,

y pisé las raíces

de una herencia perdida.

Limpié el mármol

lo único que pude acariciar.

Vos no me querés,

repetías en las noches.

Partí entre jazmines y fresias.


Flores y furia

Espío a través de la mirilla de la puerta

él me dijo que vendría

la angustia se lleva una parte de mí.

Mis venas se agrietan.

En esa mezcla entre flores y furia

me veo aparecer,

intento rehacerme y paseo

como quien junta flores.


Ansiedad


La ansiedad de la espera

de una amante.

El ocho de octubre

es el día en que se fue.

Tras sus ojos cerrados:

¿sabrá la mirada

que no volverá a recibir

la imagen de lo perdido?

El cuerpo se deshace,

el agua lo llena y desborda

sueltan amarras

y sus lamentos

hacen llorar a la gente

también el sonido penetra en el cuerpo

se filtra a través de la piel.

Ella llora

lo hace sin dejar ver sus lágrimas,

“el puerto se desdibuja

después la tierra”



The wound


Diste una vuelta sobre tu sombra

y te acunaste

en postura de niño ovillado.

Te pregunté en qué pensabas

mientras tu pie

me sugería

un inicio

con una caricia en la boca.

Me levanté,

y abrí un libro:

el mal ya estaba hecho.


De: Conjuros entre flores y furia



Accidente


Pasamos de largo

Un estallido habitó el accidente.

Crujió el techo de la casa

Que construimos

Y salimos después del derrumbe.

Nos quedó el corazón

Abrochado a una pared.



La puerta


Creo que mientras ames no podrás morir

Buena Opinión, Hölderlin


Casi araño la puerta con palabras vacías

me pellizqué antes de entrar.

Lejos de los árboles

y al ritmo de alguna canción posible:

¿Qué vale todo lo que los hombres

hacen y piensan durante milenios

frente a un solo momento de amor?

Volviendo desnuda de música

y casi sin melodía

me arrbató un canto de gloria

que se apagó sutil

entre los sentidos de la tarde.






Desapareciendo


Afuera era todo un vendaval

dentro un tibio fuego

acariciaba los huesos de mi espalda,

estaba desapareciendo

consumida por un hogar

tan cálido como ajeno.

Me dejé llevar por el calor

y mi pelo enmudeció de golpe.

Era lo único que me ataba.


Avispas


Hace un año

avispas recorrían

mis pies sin sonido.

Desperté al otoño

que había olvidado caer

como quien cae

cuando olvida.


El deseo


Amanezco desnuda en un colchón que ni conozco

no recuerdo mi nombre

la cama se incendia

y respiro desde las profundidades

el humo ácido del deseo.



De: Un hogar en cualquier parte




Ianina Fornaro nació en la Ciudad de Buenos Aires, en 1981. Escribe poesía y ejerce el psicoanálisis en la misma ciudad. Hizo su formación clínica en hospitales de CABA. En 2021 publicó su primer libro de poesía Conjuros entre flores y furia (La Docta Ignorancia). Se interesa por la relación entre literatura y psicoanálisis. Publicó artículos referidos al tema en ElSigma, Revista Significantes y en el libro Borges: Nuevas lecturas desde el Psicoanálisis (en colaboración, 2021). En 2021 Ediciones en Danza publicó su segundo libro de poemas Un hogar en cualquier parte.



Sergio Morán


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