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Daniela Bustos: "este momento de la historia es nuestro"


¿Cómo empezaste a escribir poesía?

Empecé a escribir poesía en los primeros años de la escuela secundaria, una vez en la casa de una compañera, vi arriba de la mesa un libro de Alfonsina Storni, lo abrí y estaba marcado “Date a volar” le pedí copiarlo y pegué la hoja en la carpeta. Después podría decir que fue a través de la música, escuchaba una y otra vez alguna banda que me gustaba, escribía las canciones y paralelamente, hacia mis propios ensayos. Un día cayó en mis manos “Las flores del mal” de Baudelaire, lo llevé a la escuela y le consulté a la profesora de lengua por él, apenas mencionó, que era uno de los poetas malditos. Por ese tiempo, un novio de mi hermana, sabiendo de mi inquietud por la lectura, me regaló los cuentos clásicos de Edgar Alan Poe, libro que aún conservo. En ese momento y ya teniendo otro tipo de contacto con la literatura, sentí que las respuestas a mis constantes preguntas existenciales de la juventud estaban por ahí, empecé a ponerle palabras a lo que me sucedía y a todo lo que me rodeaba. De a poco, la lectura empezó a tomar otro color y comencé a inquietarme por otros géneros literarios, pero siempre cerca de la poesía.


¿Qué poetas estás leyendo? ¿Qué poéticas te interesan, influyen en tu manera de escribir?

Ahora estoy leyendo solo poetas mujeres, estoy terminando la poesía completa de Olga Orozco y recientemente leí “Novísimos” de Juana Bignozzi, creo que este momento de la historia, es nuestro y no puedo mirar hacia otro lado, se hace necesario e indispensable leerlas.

Podría decir que estoy impregnada por ellas, la ternura y acidez de Alejandra Pizarnik, las preguntas retóricas de Olga que me calan en lo más profundo y me dejan orbitando en el espacio o la sencillez/complejidad de Idea Vilariño, hacen que vuelva a sus obras. La poesía tiene eso, se leen y releen los textos, se entabla una relación con los versos.

No podría responder con claridad si ahora influyen de manera directa en mi escritura, seguramente que sí. Yo soy sólo aprendiz del oficio, en mis poesías soy solo un intento valiente de poeta.


¿Cómo ves el panorama poético de Mendoza en cuanto a la formación, edición y circulación de libros?

Respecto del panorama poético en Mendoza, lo veo bien, hay un interés sobre todo de la juventud por la literatura, encuentros de slam poéticos, feria de fanzines, feria de autores mendocinos, cada vez más editoriales independientes, hay una movida autogestiva muy interesante. También en las redes sociales, distintas plataformas donde circula poesía o revistas como esta que hacen visible al género.

Después lo de la formación, bueno, quizás puede que haya algún bache, he aquí una contradicción, es importante rescatar el interés por la literatura de parte de la juventud, sucede que a veces no se reflexiona sobre la producción artística y se tiende al facilismo a lo inmediato, eso tiene que ver con el contexto en el que vivimos, este sistema que a veces tanto daño le hace a la cultura con improntas posmodernas totalmente huecas, por ejemplo en la provincia, promocionan algo artístico llenando con hojas secas bolsas de plástico, que simulan caramelos en el principal paseo de la ciudad, un claro mensaje de lo que quieren para el arte y la cultura quienes están en la gestión de gobierno. Creo firmemente que si no fuera por los distintos movimientos que resisten desde el arte, este estaría en extinción. Sin ir más lejos, hace poco se ha conformado una asamblea de trabajadorxs por la literatura, quienes plantean que la literatura es trabajo y reclaman por más políticas culturales. Y acá hago un paréntesis, para decir que disiento con quienes plantean que Mendoza es conservadora, ya que históricamente se han dado movimientos que derriban esa afirmación, y este por la literatura, es uno de tantos. Es necesario repensarlo y discutirlo, de lo contrario se estaría siguiendo el juego de los sectores hegemónicos, a quienes de cierta manera, les conviene que se diga y se piense eso de esta provincia.





Presentamos cinco poemas de Daniela Bustos



Libro: “Flor Insecta”

desnudarse

aunque las vísceras hablen

idiomas extraños


seguirán los ríos su curso

y con él

las letras su calma


estallarán jardines

con ojos de narcisos amarillos


y yo

temblando marchitamente

floreceré en uno de ellos



...


Antología: “Tu lava se enfriará y será una con el prado”


La noche

asilo de insomnios y caminos errantes

prefacio del lenguaje mudo y grito

de sueños sordos.

Vuelan peces entre las nubes

se arrodillan plantas en la oscuridad.

La tristeza ciega

busca entre el pliego de los ojos

algún rayo de luz

que salve de la muerte

Mis manos y las de mi madre

se agrietan con la arena

se pierden en el desierto

acarician penas

El mar ha vuelto y las olas

ya tocan la orilla


Hoy

escribiré curvo

torcido

deforme

chueco

y desprolijo.

escribiré con los puños

cerrados.

y si puedo

con los pies.

escribiré bailando

de un extremo a otro.


Hoy

escribiré tu nombre

si la tinta me alcanza


Inéditos


Habitar un rectángulo

Voy y vengo en un rectángulo

pasillo y cachivaches

Camino en punta de pie

para no pisar dibujos frescos

ojos

manos

deseo

figuración

Los abrazos son rezo en la memoria

escribo en las paredes

-en los pocos espacios que quedan-

“La lluvia tiene sonido de piano”

“La luna está en mis labios”

Late mi corazón blando

apenas lo siento bajo este lago

en un rectángulo

pasillo y cachivaches

Nombre muerto en la ciudad

Puedo escuchar mi nombre aunque el ruido de ciudad lo deforme

se repite una y otra vez

Las gotas de rocío azul punzante y homicida

lo hieren

caen letras muertas al suelo

Escribir nombres

tu nombre

mi nombre

los nombres

esta plaza con nombre

Las abejas radares de mi floración

y la pérgola de bignonia que me cubre

La luz me perfora un brazo y choca sobre la carga de una hormiga

Un gorrión asaltante se ha llevado el lápiz

Voy a escribir en un grito mi nombre

Fuera de la pérgola

entre el ruido de la ciudad deforme





Daniela Bustos nació en General Alvear, al sur de la provincia de Mendoza.

Actualmente vive en ciudad.

Estudió en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCuyo

y es trabajadora de la economía popular.

En 2020 publicó Flor insecta en Fractura ediciones.

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