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Che Barro: "mi poética es buscar la analogía entre naturaleza y todo lo demás"

Mayo 2024


¿Cómo empezaste a escribir?


Los comienzos fueron en la niñez a través de mi madre que era la única que leía en mi casa. Recuerdo haber encontrado poemas de Gabriela Mistral y en intentos de querer imitar esas palabras comencé a escribir sin mucha conciencia más como un juego. Pero al llegar la adolescencia el arte empezó a llamar mi atención sin que pudiera introducirme en nada, sólo lo veía pasar sin comprender pero sabiendo que algo pulsaba fuerte en ese lenguaje oculto. Fue así que a los 20 años comencé a escribir gracias a que me fui a vivir a casa de un amigo y coincidíamos en el latido de leer y escribir, ahí fue dónde comencé y creo que nunca se detuvo el viaje de escribir y querer publicar. Mas tarde conocí a través de estudiar teatro a otros amigos del teatro "La casa en el aire" que me abrieron las puertas para la experimentación. En ese tiempo los buenos y malos noventa comenzamos a editar con el grupo "La secta literaria" publicaciones colectivas, siempre fue duro publicar pero colectivamente era más sencillo y ya nuestros textos andaban en papel circulando por ahí. Fueron varios años donde nos nutrimos mucho.



¿Qué poetas estás leyendo?  ¿Qué poéticas te interesas? ¿Influyen en tu manera de escribir?


Los poetas que siempre leo son los poetas amigos, leo sus publicaciones sus libros independientes y eso es muy gratificante. Luego mis lecturas son bastante eclécticas, no soy de leer poetas reconocidos en este momento tal vez en otra época leía los que más a mano tenía o más conocidos, tal vez los del Boom latinoamericano que creo que en gran parte nos influyeron a todos un poco.

Pero las influencias son un buen empujón para buscar una poética singular en la cual vamos experimentando y encontrando el punctum (según Barthes) que nos moviliza y nos desgarra como poetas.

Creo que toda poética influye en el hecho creativo, personalmente sin querer y llevado por la pulsión escribo notablemente observando la naturaleza, mi vida en el campo ha sido la influencia mas notable en mi forma de escribir, esa es mi poética por excelencia, buscar la analogía entre naturaleza y todo lo demás.



¿Cómo ves el panorama poético de San Rafael? ¿Existen grupos? ¿Te relacionas con ellos?


Poetas muy interesantes hay en San Rafael, y hay una actividad bastante notable con ediciones y algunos que otros eventos literarios, tal vez bastante fragmentados por cierto pero eso es una característica de todos los lugares.

Existen grupos que a veces comparten espacios y crean alguna actividad. Tengo conexión con algunos grupos que siempre invitan a leer y a compartir. 





Compartimos algunos poemas de Che Barro:



Cuyana Certeza



La naturaleza siembra texturas sensitivas que nos trasladan por la capacidad de transportar en el tiempo, un biocombustible de la mente, una textura primitiva. Una evaporación de lo sublime que a la misma vez sublima y abre el ojo en el torrente sanguíneo y navega por arterias agitadas que responden a un latido, un sonido legüero, un sonido grave que permanece desde las profundas aguas y nos despliega un oleaje, un vértigo indefinido.

Vaciando la madera

como vaciando la boca del estómago

con fuerte aleteo interno

mirándonos cenitalmente hallamos

en las paredes bajas de nuestro esternón

entre sólidos y regurgitantes líquidos


lo que guardamos sin rendición


como un espíritu eterno.


Pensamientos del espacio interior


adheridos como almejas a las piedras


fractal de alas de un blanco inmenso


durmiendo sin luz hacia la luz se queman


sensible célula la que hace ser otra cosa.



Ese viento suelto


un manojo de sures


roto y antiguo gesto del mundo.


Olas de lagunas saladas reflejan


en el aire sonidos solos saliendo del pico de las aves, el tiempo sigue sumergiendo en arena los dias austeros.


El viento en esas nubes


recíproco designio del agua cayendo en nuestras caras.


Un árbol de espinas


no habla más que a través de sus espinas


dice en sus agudas puntas


la palabra presente.



El pinchazo epifánico de palabras al revés


aire de volcanes amarillos son sus


suculentos humos


ceniza en alma de callados cae sobre


lluvia tensa


vibra la tierra de cuyanías.



Marrón el calor de calles arenosas


pies desiertos en la sombra anuncian


el agua triste


de los embalses ostentosos.



Entramados como fibras


los álamos ciegos escuchan las tormentas.


En las espinas, el árbol que hiere guarda la humedad.




Una espina al costado de la luna de ayer

recordando la sed que dejan los álamos a orillas de los desiertos que nos sacuden el polvo de tantos días secos.

La Era del viento llevándose un poco de la piel del lugar, los cardos cortando las rutas.

Los incendios en la boca de las palabras que lastiman el orgullo de la lluvia, la nube tosca frágil desarmándose en una angustia de agua.

Las iguanas salvándose de la velocidad humana se ahogan al sol sobre piedras que antes estuvieron en el fondo del mar.

En esta calle que sólo arena crea, de tanto cristal antiguo en soledades minerales soñadores hombres trabajan aterciopelando su cuero al sol, mientras niños lloran en tetas abundantes el mundo quiere darse vuelta mostrar las tripas vacías de otra comida. Animales mueren heridos y sus crías guachas quedan en madrigueras profundas conociendo el hilo de luz que vacía sobre ellos la vida.

Este pisar de cólicos retuerce la suerte astuta de un dolor instinto. Ahora el viento hace su sonido bravo volando techos de casas, arrastrando lo que hay, mañana amanecerá el desierto limpio como olvidando su paso.



A mi alrededor pinos puntiagudos

pincelando el cielo de un infinito cardinal

sobre las acequias la hojas doradas

se dejan llevar en un silencio opíparo

lleno de olor a hinojo.





Cantores de lo Salvaje



Los zorros tienen dos cantos

gauñidos del monte en la noche con luna

canto bravo y antiguo


uno profundo y otro sideral

uno que apunta al cielo y otro hacia la tierra

unas vísceras y otras hierbas.


Entre tanta dimensión

encandilados por los gases civilizatorios

sus almas se redimen en los incendios.


En el desquite de la velocidad

duramos más.

Ellos se ríen entre yauyines y alpatacos

se zarandean de placer en el monte antiguo

con fogatas y desnudos pelajes.






Pacto Huérfano



Te rezo dios wacho


de los montes espinudos


en la tormenta


a mi diablo de cenizas se le abrió la puerta


suelto anda hoy día de las luces.



Quiero verte hoy dios wacho


con la oración entre las piernas


de nada sirve mi rezo inválido


no hay creencia para compartir


con aquel que abruma mi espalda.



Te rezo dios wacho para hablarte


de pedirte nada quiero porque nada tengo


el viento mi alma se llevó anoche


sólo me queda la conversa con el que anda suelto.



El carbón del día


en la noche fue fuego


abierto como espiral retumba entre los ahumaderos de piedras la palabras de antes


hoy al final del día entrarás en lagunas mansas.




Los poemas son inéditos y forman parte de un proyecto de pronta aparición bajo el nombre Ese viento loco.


Datos vitales:

Claudio Ferreyra Barro nació en Malargüe, Mendoza, el 19 de diciembre de 1974. Ha publicado los libros artesanales de manera independiente "Desde la Raíz" "Oídos y rejuntes" "Otros posibles" "Bajo sur" y "Intentario de prueba" editado por ediciones LADOB de San Rafael, Mendoza, también participó en publicaciones colectivas con el grupo "La secta literaria". En dramaturgia escribió las obras "Inviernos para morir en un cuento" "La hora de las sombras largas" "A las orillas del Iguaraguazúguata" y "El no muy pueblo de la polilla violeta" Obras fomentadas por el INT.

En este momento reside en San Rafael, Mendoza.

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