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La cultura no es turismo. Un balance de seis años de abandono.


Febrero/ Marzo de 2022


Cuando pusimos en marcha Futuros eran los de antes, hace casi dos años, lo hicimos partiendo de un diagnóstico que se ha demostrado cierto. En nuestro texto de presentación decíamos que no había proyectos editoriales de envergadura (estatales) ni tampoco circulación. Sin política editorial, ni fomento para proyectos independientes, ni libros en bibliotecas y escuelas, nuestras obras están condenadas a no ser leídas.

Desde que asumió Alfredo Cornejo y con la actual gestión de Suárez, la cultura en Mendoza ha dado un salto acelerado en su retroceso. La receta es conocida: sumir en el abandono todo lo que sea público para después privatizar porque da pérdida o es obsoleto, o bien dejar que desaparezca y, de esa manera, deje de generar gasto. La actualidad de la cultura en la provincia es crítica, como pocas veces en las últimas décadas. No hay políticas culturales o más precisamente habría que decir que la política es vaciar, tanto material como simbólicamente, todo lo referido al arte. Es bueno hacer un repaso para entender cómo llegamos esta situación.



Un derrotero a mitad de camino entre la negligencia y el abandono


Hay hechos que por lo que significan son una muestra de lo que es la gestión cultural. En los últimos seis años hubo al menos tres fuertes: el incendio de la cúpula del ECA, la caída de la grúa en el Frank Romero Day y el achicamiento de la Feria del libro. Vamos por parte.

El 18 de enero de 2017 se quemó la cúpula del Espacio Contemporáneo de Arte. Después de haber permanecido cerrado durante años por filtraciones, cuando se pone en marcha una de las reparaciones necesarias se produce un incendio provocado por una sobre exposición de una fuente de calor en el techo de la cúpula, según reza en la página de Fiscalía de Estado. El siniestro provocó además la pérdida de más diez obras de artistas plásticos. En el mismo texto se afirma que todo lo ocurrido se pudo haber evitado y que hubo irregularidades (acciones u omisiones) en todas las etapas de la obra. Esto desató el reclamo de artistas que bajo la consigna #NosEstánIncendiando protestaron prendiendo fuego sus propias obras. Por el incendio fueron condenados en la justicia Diego Gareca como secretario de cultura y todas las funcionarias que seguían en la cadena de responsabilidad.

Otro hecho gravísimo fue la caída de una grúa sobre las gradas del anfiteatro Frank Romero Day la noche del viernes 3 de marzo de 2017 en un ensayo general del acto central de la Fiesta Nacional de la Vendimia. Esto ocurrió segundos después de que se desplomara una parrilla de iluminación sobre el escenario. Pudo haber terminado en una tragedia ya que en el momento había bailarines y actores sobre el escenario y público en las gradas. Otra vez como mínimo la negligencia, puesta en evidencia por el Consejo Profesional de Ingenieros que consultado en aquel momento por los medios afirmó que las maniobras de verificación se realizan sin gente en el escenario. Y para agravar los hechos, todo ese montaje debe hacerse con un plan estructural firmado por ingenieros, documentos que nunca se dieron a conocer.

Por último, tal vez lo más invisible. El sostenido achicamiento de la Feria del libro provincial. Durante el último año de la gestión de Cornejo la feria se acortó en cantidad de días y de propuestas. Tanto el Festival Internacional de Poesía, como el de Narración Oral y el de Brevedades desaparecieron sin mayores explicaciones. Durante la gestión de Suarez esto se profundizó aprovechando la pandemia, tal como la utilizaron en otros ámbitos con el fin de ajustar.

Esta larga y por momentos tediosa recapitulación de hechos es necesaria para no olvidar que no sólo hay un problema de orientación en la gestión de cultura sino también una negligencia sospechosa y, como vimos, muy peligrosa porque tiene consecuencias gravísimas.


Crónica de una muerte anunciada


Si el accionar de los funcionarios de cultura ha sido negligente, como mínimo, sumado a una orientación del Ministerio que solo se interesa en la cultura en función de que le sume a los números del turismo, más el abandono de todo sector que no sea provechoso para ese fin, no es muy difícil saber cómo siguió la película.

Durante 2021 hubo una fuerte reacción de los artistas que llevó a la conformación de distintas asambleas: visuales, danza y literatura. Es que el Ministerio de Cultura no tuvo mejor idea que convertir los museos en cafés manejados por un empresario amigo. Desde entonces no ha habido más que vaciamiento y la literatura ha sido de las ramas que más han sufrido este ataque. Para esconderlo no han escatimado medios y han llegado a censurar a periodistas y sus sitios de internet al mejor estilo de una dictadura. Volvemos a enumerar hechos: el único espasmo editorial sigue siendo un concurso pero a la fecha Ediciones Culturales no entrega los libros a los ganadores del Premio Vendimia 2021, por lo tanto no podrán participar de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, compromiso asumido en las bases del concurso. La librería D´Accurzio permanece cerrada prácticamente toda la semana, la Biblioteca San Martín está siendo vaciada y este año no se dictará ningún taller allí. Ante cada uno de estos hechos los funcionarios responden que no hay plata. En definitiva, ninguna acción que promueva el encuentro entre autores y lectores. Ni siquiera pueden ser coherentes con su hipócrita preocupación por el nivel de lectura de lxs estudiantes en la escuela. Es necesaria una política editorial y de formación, que rescate el patrimonio literario reeditando autores y obras, que trace un plan de edición de obras para ser distribuidas en bibliotecas populares y escolares para crear público lector; que fomente con estímulos económicos editoriales independientes; becas de creación y de formación; talleres y charlas en barrios y escuelas dictados por los mismos autores.

El panorama a nivel nacional no es mejor. Si no se revierte esta situación, a fin de este año habrá recorte de fondos para cine, danza, bibliotecas, etc. El gobierno nacional y los provinciales ya eligieron a quién darle plata. Si no queremos que sea una muerte anunciada, tendremos que aprender a agruparnos. Si no por afinidades estéticas, esta vez para defender la producción literaria y el derecho de las mayorías a tener acceso a los libros.



Sergio Morán


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