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Doble lanzamiento de Fractura Ediciones

La Serie Jardín de Agua sigue inundándose de voces y colores. La serie de Fractura Ediciones, dedicada a difundir el trabajo poético de mujeres e identidades disidentes, presenta su tercer y cuarto ejemplar, "Yo no sabía nada de pájaros" de Emilia Cadoppi y "Una revolución desde la cama" de Paula Canizzo.


Día: 7 de noviembre

Lugar: Valhalla Tienda de Cervezas Artesanales, Mitre y Coronel Plaza

Hora: 19

En la lectura, Sandra Flores Ruminot y Daniela Bustos

En la música Dúo Awen con la voz de Ana Brennan

Entrada gratuita, reservas al 261 233574


Algunos fragmentos de sus comentarios:


Sobre “Yo no sabía nada de pájaros”, de Emilia Cadoppi:

“Los pájaros arman nidos y luego los deshilvanan al emigrar, las plumas caen como lluvia; comen las migas que dejamos en el patio; vienen del mar y cantan hacia el sol; vienen a estallar un cuerpo de tibiezas. Los pájaros son signo de libertad, ellos no lo saben, pero en su vuelo, nos arrancan los ojos y los llevan de paseo todo el tramo que alcanzamos a ver. Está tan, tan fijo ya el cliché ese de ‘volar libre como un pájaro’, que pasaron hace mucho la categoría de signo y se estamparon como símbolo móvil en esa pizarra aérea donde nos cautivan. Lo que se mueve evidencia lo estático. Por eso hay cierta melancolía por la altura, por el aire de altura, por la montaña, por las puntas. Se nos instaló desde niñxs un sueño de pájarx en un bolsillito roto y luego crecimos sin saber qué hacer con el cartón y las plumas sintéticas.

En este poemario convive, en plena contradicción, una melancolía de pájara imposible, de deseo espacial, junto al anhelo de nido, de calor que adormece (…)”.





Sobre "Una revolución desde la cama", de Paula Canizzo:

“(…) La voz reflexiona sobre modos de romper el cubo en que no entra, renuncia a un trabajo, se permite rabiosa y, en el terreno de lo amoroso, vive la contradicción de la mujer deseante, la libre y la otra, llena de prejuicios, miedos y dependencias. Se advierte la aspiración de abandonar por un momento la racionalidad y retornar al instinto, si “fuera más perra comería/ pasto verde vomitaría”, sería sencillo limpiarse, curarse así no más comiendo chipica. “Desamar me. desarma”, dice, porque si el amor es una construcción (imaginaria o táctil), el desamor es el derrumbe, nos quedamos solas con proyecciones y fantasías de lo que pudo ser, la inutilidad de los devaneos (…)”.


La editora






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