En el Tao aparece reiteradas veces la idea de que el origen de todas las cosas está en el vacío.
Todo nacimiento supone un cambio de estado, una caída del paraíso uterino de la nada.
El nacimiento de “Asma”, una de las canciones de Ema Araujo que llega a este plano como parte de su nuevo disco “El advenimiento de la angustia”, lanzado en Mendoza de manera independiente, se detiene justo en ese cuadro glorioso y penoso a la vez, que representa toda transición.
Es que vivimos transitando dualidades y contradicciones que nos atormentan, nos confunden y angustian.
La música de Ema Araujo habita esta dualidad, la abraza, y desde allí nos invita a transitar nuestros rincones más temidos y deseados.
“Asma” se abre con franqueza, como quien muestra la herida y se sabe vulnerable. Las guitarras bajan como agua gentil para regar el suelo fértil de la memoria. No hay apuro. Los arpegios nos humedecen los pies, nos abandonan un momento, y al igual que las olas, vuelven.
Es justamente éste el juego que propone “Asma”. Sabernos tan lejos, tan cerca.
Ema Araujo logra persuadirnos para que nos dejemos arrullar, en un viaje de regreso al río donde se originan todas las cosas.
Escuchamos una voz que nos susurra al oído y nos acompaña para revivir ese pasaje. Esa caída.
El Tao, además, nos insta a ver lo grande en lo pequeño.
El nuevo disco de Ema Araujo, “El advenimiento de la angustia” es todo eso: una íntima colección de historias que dejan ver el espectáculo de sus colores y revelan misterios solo a quienes saben acompasar su pulso al del universo.
Así como es adentro es afuera. Así como es arriba es abajo.
Este disco fue lanzado en Mendoza en plena cuarentena y cuenta con la producción de Toby Deltín.
Respirar y escuchar. Escuchar y respirar. Las guitarras y la voz de Ema Araujo se encargan de llevarnos de viaje, mientras las olas del océano musical mendocino siguen trayendo nuevas canciones para oídos despiertos.
Mauricio Gelardi
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